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Resumen ejecutivo

Durante varios meses en el 2019, los medios pakistaníes e internacionales develaron casos de tráfico de novias que han ocurrido en el Corredor Económico China-Pakistán, el proyecto emblemático de USD 62 000 millones de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China. La práctica involucró casos de matrimonio fraudulento entre mujeres y niñas pakistaníes, muchas de ellas provenientes de entornos marginados y familias cristianas, y hombres chinos que habían viajado a Pakistán. Las víctimas fueron engañadas con pagos a la familia y con promesas de una buena vida en China, pero reportaron abusos, condiciones de vida difíciles, embarazos forzados o prostitución forzada una vez que llegaron a China.

Durante este período de intensa atención al problema, la Agencia Federal de Investigación de Pakistán arrestó a 52 tratantes de personas chinos y presentó cargos contra ellos. Sin embargo, a finales del 2019, más de la mitad de los tratantes de personas fueron absueltos en un tribunal pakistaní y todos los demás recibieron fianzas y salieron de Pakistán. Las autoridades pakistaníes presionaron a los investigadores para que dejaran pasar los casos y se les pidió a los periodistas que limitaran sus artículos sobre el problema.

Estos casos de tráfico de novias chino no se limitan a Pakistán: la práctica se ha documentado en Laos, Corea del Norte, Vietnam, Birmania y Camboya. En la raíz del problema, se encuentra la brecha de género demográfica de China, impulsada por la antigua política de un solo hijo, la preferencia por el género masculino y las prácticas de aborto selectivo, y, en algunos casos, incluso el infanticidio femenino que venía a continuación. Se estima que esto causó una diferencia de 34 millones entre la cantidad de hombres y de mujeres en China.

Lo que hizo que el caso pakistaní fuera diferente de los otros contextos en los que se produjo dicho tráfico fue el Gobierno inicial y la atención de los medios de comunicación, y cómo se ocultó poco después de su develación. La explicación de esto contiene dos imperativos opuestos: primero, la naturaleza profundamente perturbadora del crimen para la sociedad pakistaní debido al énfasis cultural de Pakistán en la protección del “honor” de las mujeres, lo que explica la atención al problema. El segundo imperativo, que finalmente triunfó y atrajo la atención al problema que se estaba sofocando, fue la necesidad de proteger la relación económica y de otro tipo extremadamente estrecha entre Pakistán y China, dada la dinámica de poder asimétrica entre los dos países. Independientemente de esa dinámica, el Gobierno de Pakistán le debe a sus ciudadanos ser más asertivo con China sobre los abusos de derechos humanos que los afectan.

  • Acknowledgements and disclosures

    Ted Reinert editó este resumen sobre política y Rachel Slattery proporcionó el diseño. Brookings agradece al Departamento de Estado de EE. UU. y al Institute for War and Peace Reporting (Instituto de Informes de Paz y Guerra) por financiar esta investigación.