RESUMEN EJECUTIVO
Los opioides sintéticos siguen siendo la fuente de la epidemia de drogas más letal en la historia de los EE. UU. Desde 1999, las sobredosis de drogas mataron a aproximadamente 1 millón de estadounidenses,1 una letalidad por sobredosis que ha aumentado significativamente desde 2012 cuando los opioides sintéticos de China comenzaron a cubrir la demanda de opioides ilícitos en los EE. UU.
Si bien China colocó todas las drogas de tipo fentanilo y dos precursores clave del fentanilo bajo un régimen regulatorio controlado en mayo del 2019, sigue siendo la fuente principal (si bien indirecta) de fentanilo de los EE. UU. La clasificación del fentanilo y la adopción de parte de China de un monitoreo del correo más estricto han tenido cierto efecto disuasorio. En lugar de enviar el fentanilo terminado directamente a los Estados Unidos, la mayor parte del contrabando ahora se realiza a través de México. Los grupos criminales mexicanos obtienen precursores del fentanilo, y cada vez más preprecursores, desde China, y luego, trafican el fentanilo terminado desde México hasta los Estados Unidos. La clasificación del fentanilo y sus precursores en China no es suficiente para contener los flujos hacia los Estados Unidos.
Existe poca visibilidad sobre la aplicación de las reglamentaciones del fentanilo en China, pero claramente sigue siendo limitada. La cooperación antinarcóticos entre EE. UU. y China sigue siendo tensa y, desde la perspectiva de los EE. UU., es insuficiente. Pekín resalta su benevolencia en la cooperación en la lucha antinarcóticos como forma de rechazo a la responsabilidad que los EE. UU. deposita en China por la epidemia de opioides, y asimismo destaca el rol de los EE. UU. en esta calamidad. Sin embargo, la cooperación de China con los EE. UU. en la campaña global antinarcóticos se vio subordinada al deterioro de la relación geoestratégica general entre ambos superpoderes. Es poco probable que, en ausencia de una mejora significativa de la relación bilateral general entre EE. UU. y China, esta última intensifique significativamente su cooperación antidrogas con los Estados Unidos. No es muy factible que las medidas punitivas de los EE. UU., como las sanciones y las acusaciones por drogas, cambien eso.
Las características estructurales de las drogas sintéticas, incluida la facilidad de desarrollar otras similares, pero no clasificadas, y sus nuevos precursores (cada vez más una amplia variedad de sustancias químicas de doble uso) plantean inmensos obstáculos estructurales para controlar el suministro, independientemente de la voluntad política de prohibir y regular su uso y hacer cumplir las reglamentaciones.
La evolución de la postura de China hacia la producción ilícita de metanfetamina en el país y el tráfico de precursores de metanfetamina desde China proporciona información importante sobre los patrones y las limitaciones de la cooperación internacional china respecto de la aplicación de la ley. Al igual que con los precursores del fentanilo, China enfatiza que no puede actuar contra sustancias no clasificadas.
China se toma muy en serio la diplomacia antinarcóticos en el Sudeste Asiático y el Pacífico, pero su cooperación operativa respecto de la aplicación de la ley tiende a ser altamente selectiva, interesada, limitada y subordinada a sus intereses geopolíticos. No obstante, después de años de refutar la crítica internacional por su papel en el contrabando de precursores de metanfetamina en medio de la floreciente producción de metanfetamina en Asia, China intensificó su cooperación regional respecto de la aplicación de la ley al menos en algunos países. También estableció medidas regulatorias internas más sólidas, incluso para drogas no clasificadas, y llevó a cabo operaciones de monitoreo e interdicción. Sin embargo, Pekín rara vez actúa contra los niveles superiores de los sindicatos criminales chinos, a menos que específicamente interfieran en un estrecho conjunto de intereses del Gobierno chino. Los grupos delictivos chinos cultivan capital político con las autoridades chinas y los funcionarios del Gobierno en el extranjero al promover también los intereses políticos, estratégicos y económicos del país.
La cooperación respecto de la aplicación de la ley entre China y México contra el tráfico de fentanilo y agentes precursores para la metanfetamina y opioides sintéticos sigue siendo mínima. Al igual que con los Estados Unidos, China rechaza la responsabilidad conjunta y enfatiza que los controles y el cumplimiento son asuntos que las autoridades aduaneras de México y otras autoridades mexicanas de aplicación de la ley deben abordar. China mantuvo esta postura aun cuando la presencia de delincuentes chinos en México, incluso en el lavado de dinero y las transferencias ilícitas de valores (en las que el trueque de productos derivados de vida silvestre por precursores de drogas sintéticas es cada vez más frecuente), se está expandiendo rápidamente.
Las opciones de la política antinarcóticos de los EE. UU. con respecto a China pueden analizarse desde múltiples puntos de vista y enfatizar la imagen propia de China como policía global antinarcóticos y el interés propio de Pekín en la prevención de la aparición del consumo de opioides sintéticos en China, incluso cuando este país señala la ausencia de trastornos por el consumo de opioides sintéticos en el país. Los Estados Unidos también pueden alentar a China a ampliar sus esfuerzos de prevención del lavado de dinero, aunque no se espera un progreso sólido. Las acusaciones a compañías y personas chinas por tráfico de drogas en EE. UU. son herramientas importantes de aplicación de la ley, pero es probable que solo refuercen la postura defensiva de China y limiten su colaboración antinarcóticos con los Estados Unidos, a menos que mejore la relación bilateral general.
Dado que no existe un deseo político mundial por clasificar una gran cantidad de productos químicos de doble uso, fomentar el desarrollo y la adopción de mecanismos autorregulatorios para las industrias farmacéutica y química en todo el mundo, incluso en China, puede reducir la facilidad de disponibilidad de agentes precursores para las organizaciones de tráfico de drogas. Sin embargo, la implementación de dichas medidas y los obstáculos respecto de su eficacia son mucho mayores que en el caso de los estándares de prevención del lavado de dinero en el sector bancario.
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Acknowledgements and disclosures
Estoy profundamente agradecida con los revisores anónimos por sus muy útiles sugerencias. También me gustaría agradecer a Nathan Paul Southern y Lindsey Kennedy por su trabajo de investigación y la localización de valiosos interlocutores adicionales en Asia y el Pacífico que pude entrevistar para este proyecto. Muchas gracias también a Bradley Porter, Abigail Zisus, Wazhma Yousafi y Ryan Harbison por su excelente asistencia en investigación y respaldo al proyecto, y a Cindy Zhou por su gran apoyo en investigación en chino y más. Gracias también a Ted Reinert por esta fantástica edición del informe y a Rachel Slattery por el diseño. Por último, me gustaría agradecer profundamente a todos los interlocutores de Asia y el Pacífico, México, los Estados Unidos y las organizaciones internacionales que estuvieron dispuestas a hablar conmigo, a veces corriendo riesgos de graves repercusiones de funcionarios gubernamentales autoritarios o corruptos o grupos de crimen organizado. Brookings agradece al Departamento de Estado de EE. UU. y al Institute for War and Peace Reporting (Instituto de Informes de Paz y Guerra) por financiar esta investigación.